La ópera de verdad es un espectáculo elitista, burgués, con unos precios casi tan prohibitivos como los de los conciertos de los divos del pop-rock...
El proletariado tendrá que conformarse con ir a la filmoteca a ver la peli que hizo Ingmar Bergman de la representación de La flauta mágica en el Drotningholm Castle Theater. Oh, qué pena.
Aunque ambas se eleven misteriosamente por los aires, la flauta mágica no debe confundirse con la flauta de Bartolo que tiene un agujero sólo, pues la primera es una de la operas más importantes de Wolfgang Amadeus Mozart, un cuento de hadas con aventuras, apareamientos, humor y crítica social (humor y crítica social antiguos, de otras época, pero que siguen teniendo su gracia).
Y el teatro tendrá la magia de lo vivo y lo directo, pero el cine mola más porque permite jugar con los planos y contraplanos y pueden advertirse en detalle las expresiones de los protagonistas...
Aunque ya sabemos cómo son Bergman y Nykvist, que se emocionan tanto con los primeros planos que a veces al espectador inquieto le entran ganas de gritar "¡Abre un poco el encuadre, leñe, que el careto del sueco este ya nos lo sabemos de memoria y nos está entrando curiosidad por saber qué hacen los otros!"
Pero bueno, la verdad es que es un espectáculo muy chulo y muy emotivo, tanto para los amantes del bello canto como para los que normalmente pasan del tema, yo al menos salí de la sala del cine cantando y zascandileando cual Papageno y sus campanillas.
Nota: excelente.
9.12.07
La flauta mágica
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
¿No ha hecho también Kenneth Brannagh una adaptación hace poco?
Publicar un comentario