7.4.09

Todos dicen I love you

A diferencia de otros cineastas que tratan a los actores como ganado, Woody Allen tiene fama de tratarlos muy bien y dejarlos hacer lo que les de la gana. No les hace ensayar, no les exige que se aprendan el texto palabra por palabra, no les hace repetir las tomas, prefieres rodar un par de planos largos que tediosas series de plano-contraplano. Paga poco, eso sí, pero sus películas son muy bonitas, sobretodo esta, que es una alegría de principio a fin, y en la que todas las escenas transmiten buen rollo y felicidad. Los humanos se aparean y luego a veces se desaparean pero qué más da. El mundo es tan bonito que no vale la pena preocuparse, mejor cantar y bailar, sobretodo en Nueva York, París y Venecia, y sobretodo en otoño, en invierno, en primavera y en verano.

Sin embargo, entre tantas buenas vibraciones algo chungo pasó con el traductor de títulos, quizá trabajaba bajo demasiada presión o quizá nadie se tomaba en serio sus esfuerzos. El caso es que algo se le atragantó y abandonó el proyecto dejando su trabajo inconcluso. Se intentó buscarle un substituto, pero está el tema muy difícil, ya no queda casi nadie que pueda encargarse de un proyecto de tanta envergadura. Se rumorea que incluso Drew Barrymore intentó convencerle para que volviese a retomar la traducción que había dejado a medias pero todo intento de negociación fue vano. Así se quedó. Todos dicen... I love you.

Nota: excelente.