2.5.09

Racionalización y agradecimientos

Los mecanismos de la risa son complicados. ¿Por qué nos reimos de cosas? ¿Qué ventajas evolutivas puede tener la carcajada? ¿Por qué algunas cosas dan risa y otras no? Algunos expertos han encontrado paralelismos entre la risa y el miedo, pero a mi me suena raro.
Es más, después de fijarme atentamente durante años y años, he recopilado una pequeña lista de cosas que dan risa: a) los pedos, b) las partes del cuerpo que se quedan blancas en verano, c) la comida, d) las comparaciones absurdas, e) las sorpresas, y f) las burlas.
Los cinco primeros elementos de este cóctel humorístico son moralmente neutros, pero el último tiene algunas connotaciones bastante chungas, porque reirse de las burlas es disfrutar de la crueldad e implica una pizca de sadismo... pero es que las burlas son divertidas. Es horrible, pero negarlo sería negar la realidad. La mente humana funciona así, y si te paras a pensar en ello da un mal rollo considerable.

Por ejemplo, imagínese usted que Carla Bruni le está comiendo las partes del cuerpo que se quedan blancas en verano a su marido y que de repente a Nicolás Sarkozy se le escapa un pedo silbador con una melodía bastante más elaborada que la del Quelqu'un ma dit.
No puedo garantizar nada, pero es probable que a mucha gente esta imagen le parezca graciosa.
Ahora imagínese esta misma situación protagonizada por dos individuos anónimos que no salgan por la tele. No hace ni la mitad de gracia porque se pierde el elemento de burla.

Una de las primeras cosas que aprenden los niños en los colegios es a reirse de sus compañeros de clase: de los gafotas, de los gorditos, de los huérfanos, de los tontos, los patosos, los enfermos. Los pequeñajos disfrutan de la crueldad sin escrúpulos porque todavía no tienen la brújula moral muy calibrada; pero luego estos chavales maduran un poquillo, aprenden algunos truquillos del contrato social y moderan su comportamiento... exceptuando todos aquellos que no, que siguen siendo igual de capullos durante la edad adulta, y que no son pocos, a juzgar por los niveles de audiencia de los programas de televisión que se lucran con el hilarante recurso de buscar víctimas fáciles e invitar al espectador a carcajearse de sus defectos. Uno de los peores era el cabrón del Cárdenas y su colección de freaks, pero hoy en día se hace de forma un poco más sutil pero igual de cruel en programas como Callejeros o en los castings de OT.

Es escalofriante el hecho de que la burla y la crueldad sean mecanismos del humor, pero el humor es así, surge directamente de nuestras negras almas y es difícil de controlar.

Sin embargo, las personas escrupulosas también pueden usar algunos trucos para practicar el divertido juego de la burla sin pasarse la noche en vela carcomidos por los remordimientos...
Mi truco favorito consiste en evitar burlarse de los perdedores y de gente que da pena, y apuntar los dardos hacia uno mismo (lo que los ingleses llaman selfdeprecating humor) y hacia la gente que es más poderosa que tú. Oh sí. Si te burlas de alguien que es más poderoso que tú ya no tienes que sentirte cómo un abusón, e incluso puedes saborear una risa con sabor a nobleza, valentía y rebeldía. Menudo lujo.

Por supuesto, todo este rollo es una racionalización que intenta justificar a posteriori el hecho de que durante años hayamos estado cachondeándonos de las películas, los cineastas y de las estrellas de cine.
No somos idiotas del todo: sabemos que tras cualquier película criticada en este blog se esconde más trabajo y más talento del que pueda llegar a desplegar en toda su vida un bloguero amateur, y sabemos que los cineastas y las estrellas de cine suelen ser gente más rica, más guapa y más inteligente que la mayoría de internautas. Al menos, salta a la vista que tienen mejores empleos, mejores coches, mejores churris, mejores dentaduras. Y también tienen ejércitos de fans dispuestos a donarles un órgano interno en caso de que fuese necesario. Reirse un poco de ellos no parece cruel...

Y luego está también el hecho de que imaginamos poco probable que Julia Roberts, Steven Spielberg o Jean-Luc Godard lean las paridas que escribimos sobre ellos...

Sin embargo, entre los creadores de productos de entretenimiento audiovisual también hay gente de todo, e incluso hay algunos que sí que se mezclan con la plebe e incluso se paran a leer las barbaridades que los internautas vomitan en sus blogs.

Joder, qué vergüenza. Desconozco el tamaño de los huevos de otros bloggeros, pero confieso que aquí, si nos hubiésemos parado a pensar que los responsables de las pelis que ponemos a parir nos pudiesen llegar a leer, poca cosa hubiésemos escrito.

Hete aquí dos ejemplos concretos de gente cuyas obras reseñamos de forma poco halagueña en este blog y parece ser que lo leyeron:

a) un anónimo punki de Conflictivos Productions, que se enfadó por la desafortunada reseña de la desafortunada serie de anuncios Filmets y nos dijo que:
"ke atrevida es la ignorancia y cuanto mas el desconocimiento.conflictivos no dirigio esa campaña, no estaria de mas ke antes de rajar y proponer cosas con calcetines te informaras un pokito de lo ke hablas. por cierto aardman tuvo "algo" ke ver. ah y no hace falta ke os paseis por badalona estamos en valencia por si alguien tiene cojones a venir con un calcetin lleno de estupideces. ahora entiendes porke nos llaman conflictivos?"


y b) Guillermo Zapata, guionista de Hospital Central, que se tomó nuestra cutre reseña a cachondeo, se aficionó a leer el blog, incluso colaboró con nosotros dejándonos publicar algunas reseñas suyas de otras películas. Incluso se dejó convencer para hacernos el prólogo de El gran libro de la cinefilia.
En un ejercicio de arbitrariedad y falta de rigor, hemos subido la nota que le pusimos a Hospital Central, de cate a notable. Al fin y al cabo, todavía no la hemos visto, pero si en ella trabaja gente tan cojonuda, no puede ser una serie mala del todo.
Un abrazaco muy grande y muchas gracias por todo. Si en el mundo hubiese más gente así, sería la rehostia.