21.2.09

Push

Se acaba de estrenar Push y es un poco birriosa pero en los carteles que han puesto en el metro pone que es La mejor película de acción del 2009.
Si esto lo lees rápido impresiona durante un instante, porque te quedas con la idea de que la mejor película de acción del 2009 no puede ser mala, pero enseguida caes en dos detalles que deslucen un poco este logro: a) que el género de acción es género bastante desgraciado en general, y b) que, joder, estamos a febrero.

18.2.09

M*A*S*H

Aunque todavía no habíamos enunciado nuestro Teorema de los Callos, parece que Robert Altman ya lo intuía y quería que todos los actores de M*A*S*H fuesen feotes y a los peces gordos les costó un huevo convencerle de que el papel de Enfermera Jefe fuese para Sally Kellerman. Era demasiado guapa para estar en el frente, estropearía la atmósfera.

Al final, tal y como suele pasar con las guapas, Altman cedió y Kellerman se quedó, y, ya que tenían una sexy bomb, rodaron una memorable escena en la que, tras apostar si su rubio es natural o teñido, los cirujanos le tienden una emboscada que consiste en sentar a todo el personal del campamento frente a las duchas de las chicas como si estuviesen al cine y de repente levantar la lona que las cubre para que no quedase ninguna duda sobre cual es el color natural del felpudo de la Enfermera Jefe y poder cobrar las apuestas.
Cuando la lona se levantaba, ella tenía que sorpenderse, constatar la imposibilidad de cubrirse con nada y lanzarse de barriga al suelo para dificultar la exploración ocular de su voluptuosa anatomía.
El problema es que Kellerman se ponía nerviosa y se tiraba al suelo antes de hora, cuando la lona todavía estaba en su sitio.
Pero Altman era joven y era un crack, todavía no había hecho películas tan aburridas como algunas de las que haría luego, y supuraba recursos creativos por todos los poros. Lo que hizo fue entrar por sorpresa en las duchas con Gary Burhoff mientras se rodaba la escena y bajarse los pantalones, de manera que cuando se levantó la lona Kellerman estaba distraída por la inesperada visión de los pitos del director y de uno de los actores, y tardó unos instantes a lanzarse al suelo y la escena quedó realista.
Según quién cuenta la anécdota, se rumorea que había todavía más señores con la polla al aire, pero seguramente esos ya lo hacían por vicio y no en busca del virtuosismo interpretativo de tan bella dama.

Y bueno, toda la peli es un cúmulo de trastadas así, desde luego que los cirujanos del Mobile Army Surgical Hospital no son el modelo de conducta que yo quiero para mis hijos, pero tras ver la peli me quedó muy claro que yo de mayor quería ser como ellos.
Porque quizá son feos, pero son muy simpáticos. Y sobreviven en el frente americano de la Guerra de Korea (Altman intentó evitar referencias geográficas explícitas para que pareciese que estaban en el Vietnam, pero también en esto le cortaron las alas) y hacen lo posible para disfrutar de la vida en tan desafortunado contexto, beben más, ríen más y mojan más el churro que la mayoría de civiles en tiempos de paz. Son unos frívolos y unos gamberros y, sin embargo son también unos buenos profesionales que saben hacer su trabajo. Poca gente así me he encontrado yo en a lo largo de mi carrera profesional.

Y dicen que retrata la locura de la guerra, pero es una locura alegre que nada tiene que ver con la del zumbado Marlon Brando en Apocalipse Now.

Quizá es la primera película antibelicista que no te pega el rollo antibelicista porque ya lo da por supuesto, y encima se gana dos puntazos extra porque: a) representa que están en primera línea de frente pero el único disparo que se oye en toda la película es el que marca el inicio de un partido de futbol americano, y b) también se trata de la primera peli de un "major studio" en la que se oye la palabra "fuck!"

Anda que no molaría un crossover entre MASH y House M.D. Imagino la patada en el culo que le darían a ese mimado cojo y gruñón y se me llena la cara de sonrisas.

Nota: excelente.

5.2.09

Teorema de la Propuesta

Creíamos que nuestro Cursillo de Cinefilia estaba completo, que ya habíamos compartido con ustedes todas las perlas de conocimiento necesarias para dárselas de enterado en los cineclubes, pero el amigo George va y se saca otra de la manga. No sé si la entendí bien porque había mucho follón en el restaurante, pero parece ser que decía más o menos así:

Teorema #14:
"Toda reseña cinematográfica que diga que una película 'propone una reflexión sobre tal tema' y luego no diga cuales son las conclusiones de esa reflexión, no merece ser tomada en serio"

Ejemplos:
Así, a bote pronto, unos 200.000.

Justificaciones:
a) porque es un cliché pedantorro,
y b) porque la idea de reflexionar en general, porque sí, parece divertida, algunos enteraos incluso consideran un cumplido decir que algo "plantea más preguntas que respuestas", pero seamos honestos: si no es usted capaz de plasmar un poco el resultado de sus reflexiones en palabras tras pasarse unos minutos con la mirada perdida, es muy probable que, más que reflexionar, haya estado usted mirando las musarañas. Y para mirar las musarañas no hace falta ir al cine, puede hacerse en la parada del bus o en el sofá de casa o en la sala de espera del dentista, hojeando revistas con fotos de los trajes de Letizia Ortiz.

3.2.09

Gomorra

Más o menos, la evolución de la imagen de los mafiosos en el cine es tal que así:
1. Primero fueron muy malos y muy planos.
2. Luego fueron pillando matices y glamour. Seguían siendo malos si te parabas a pensar en ello, pero tenían tanto carisma que daban ganas de irse de turismo a Sicilia y jurarle vasallaje al primer cacique que se pusiese por delante.
3. Luego pillaron todavía más matices y más personalidad pero su glamour se fue relativizando. El Scarface de De Palma parecía una caricatura al lado del Padrino de Coppola, pero eso era sólo el principio de un descenso hacia unos abismos de cutrerío que parecían inimaginables en la época de Once upon a time in America... Cuando vimos por la tele a Toni Soprano con su camiseta de tirantes bebiendo zumo de naraja directamente del tetrabrick nos pensamos que ya tócabamos fondo y que eso ya era el no va más. ¡El capo parecía un ser humano! ¡Podía ser nuestro vecino! La serie molaba tanto que nuestro paradigma de mafioso se convirtió en algo mucho más terrenal de lo que había sido antaño...

Pero ahora va Roberto Saviano y se pone a cavar todavía más hondo en las miserias del crimen organizado. Sus mafiosos no sólo son todavía más cutres que los de cualquier peli o teleserie sino que encima intentan darse humos imitando a los personajes más horteras de Hollywood.

Citando a la policía científica de Nápoles: "¡Hoy, después de Tarantino, ya no saben disparar como Dios manda! Ya no disparan con el cañón recto. Lo tienen siempre inclinado, hacia abajo, con la pistola torcida, como en las películas, y esta costumbre provoca desastres. Hieren gravemente sin llegar a matar. Así, siempre se ven obligados a rematar a la víctima disparando en la nuca. Una barbarie del todo superflua a efectos de ejecución."

Y también dice que los peces gordos que antes se hacían llamar capofamiglia o compare, ahora se hacen llamar padrino, a ver si alguien les confunde con el Marlon Brando. Y los matones van por el mundo disfrazados como el tío ese de El cuervo, y las matonas van por los sitios disfrazadas de Uma Thurman en Kill Bill. Y quizá los pistoleros nunca se aprendieron los pasajes de la Bíblia que les recomendó el profesor de catequesis, pero se han aprendido lo del Ezequiel, 25, 17 porque sale en Pulp Fiction. Y hubo un tipo que se forró traficando con droga y contrató un arquitecto para hacerse una mansión y las únicas indicaciones que le dio fueron que mirase Scarface y le construyese el chalet exactamente igual que el del Al Pacino, con sus escaleras, su jacuzzi, sus columnas...

Los mafiosos de Saviano son unos horteras de cuidado, y además son unos pringados. Víctimas del sistema. Incluso los peces gordos. Su novela da a entender que cada vez que un gran jefe mafioso muere o es encarcelado, su puesto es ocupado enseguida por otro (ya sea del mismo clan o del clan rival), que su esperanza de vida en el cargo es breve pero que la maquinaria sigue porque no son pocas las empresas nacionales y multinacionales que se benefician de ello sin tener que emprender acciones ilegales, ya que la camorra les permite abaratar costes y tratar con ella sin ensuciarse las manos es relativamente fácil si sabes girar la vista hacia otro lado.
Por ejemplo, eliminar residuos que contengan materiales cancerígenos es muy caro si se hace bien, pero puedes subcontratar a otra empresa que a su vez subcontratará a otra empresa que a su vez subcontratará a cuatro immigrantes para que tiren tu mierda en cualquier cantera.
Los accionistas te darían una patada en el culo si dejases pasar una oportunidad así.
Y ahí debe estar la magia del neoliberalismo. Luego ya vendrá una mano invisible a limpiarlo.

Y ahora parece que la camorra quiere matar a Roberto Saviano. Yo he leído su libro y tampoco me parece que esté tan mal escrito como para matarlo, pero sí que es verdad que podría ser un poco más generoso con los puntos y aparte.

Y la peli, bueno, pilla cuatro anecdotas de las tropocientas que salen en la novela y las filma en plan cine social, a años luz de cualquier peli de mafiosos al uso.
Y la vemos y nos vuelven a entrar ganas de decir que ahora sí, que los mafiosos de verdad deben ser como Totò, Simone, Pitbull, Gaetano y Don Ciro.

Pobrecicos.

Nota: notable.