Parece la arquetípica película española sobre la sociedad de la posguerra vista desde los ojos de un niño orejudo, pero no lo es:
El prota (un jovencito Jorge Sanz) tiene las orejas de tamaño mediano y es un niño justo en la frontera de la adultez, de esos quinceañeros que escriben poesía y tocan la zambomba varias veces cada día, y sus ojos no están para muchas observaciones sociales... suficiente trabajo tienen siguiendo los movimientos que hacen las manos de las campesinas extrayendo leche de fresca de las ubres vacunas, o espiando las infermeras mientras se cambian de ropa tras un biombo.
En realidad la primera mitad de la peli, más que El Año de las Luces, parece El Año de las Pajas (aunque luego resulta que llega una jovencita Maribel Verdú y el tío es que incluso se enamora y deja de pelársela).
Se puede considerar un film menor de Trueba y Azcona, un simple presagio de la divertida Belle époque, o un agradable desfile de personajes secundarios simpaticones (entre los que destaca, como siempre, Chus Lampreave), pero es una película de ésas que dan ganas de vivir, y, todo sea dicho, de tocar la zambomba.
Nota: excelente.
(Y esta tarde mismamente, a las 19:30 la dan en la Filmo)
7.3.06
El año de las luces
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