(vista por Spaulding)
Howard Hugues. Director, productor, empresario, fanático de los aviones. Un hombre enfermo, intratable, déspota, racista. Y viene Scorsese, con esas cejas tupidas y negras que me tiene, y consigue que nos caiga bien. Incluso hace que el DiCaprio logre su mejor interpretación.
Y todo ello sólo lo puede hacer un mago. Tres horas de metraje que las resuelve de la mejor manera, pues pasan volando. La película entretiene. Juega a la perfección a la comedia y al melodrama. Retrata magníficamente un proceso degenerativo mental como el que sufrió el polémico Hugues y nos traslada, con su arte, al mismísimo Hollywood de los años 40 y 50 como sí tal cosa. Y es que Scorsese es un apasionado de esos tiempos. Y lo demuestra, enganchándonos a su propuesta. Una propuesta plagada de anécdotas de la época, a través de las múltiples amantes de Hugues (Katharine Hepburn y Ava Gardner entre ellas) y de ciertas descripciones un tanto cargadas de mala uva pues, por ejemplo, Errol Flynn no queda muy bien parado en su breve aparición.
Y, apuntalando sus sinuosos y magníficos movimientos de cámara (discretos y efectivos, siempre dispuestos a darnos más información), están un par de secundarios antológicos: Ian Holm (en el papel de un meteorólogo multifunciones) y Alan Alda (un político maligno). Un Alan Alda que, cada vez que sale en pantalla, es capaz de eclipsar a todos los que le rodean.
Por cierto, sin van a verla, fíjense en la escena del cacareado accidente de aviación sufrido por Hugues. Hacía años que no veía una filmación tan precisa y concisa y un montaje tan perfecto.
Y perdonad que no puntúe las películas. Desde mis tiempos de estudiante, pillé cierta fobia por todo tipo de puntuaciones, ya que no hay cosa más relativa y falsa que un numerito para calificar cualquier cosa.
17.1.05
El Aviador
-por Spaulding
por Spaulding en 8:33 a. m.
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