La postura ofcial del Opus Dei ante esta película parece ser la de intentar aprovechar que el río está revuelto para pescar algún merluzo. Cito a un tal Manuel Garrido de la web oficial de la secta:
"Desearía que esta película fuese ocasión para que muchas personas conozcan con sus propios ojos la realidad del Opus Dei. Las puertas están abiertas para los que deseen conocer de forma directa esta institución de la Iglesia Católica."Pero en general parece que a los numerarios y simpatizantes que les han dejado verla no les ha gustado, y algunos de ellos ven en esta peli otro paso en una conspiración cinematográfica que empezó hace unos años con El código Da Vinci.
Aunque tampoco te vas a fiar de los gustos de unos zumbaos que se ponen piedras en sus propios zapatos adrede y que cuando tienen sed se esperan un rato antes de beber agua para homenajear con esa sed y ese pequeño sufrimiento a su Dios... y es que al Dios judeocristiano normal de toda la vida ya le va un poco el rollo del sadomaso, pero el Dios del Opus es peor, menudo hijoputa, si eso es un Dios misericordioso no quiero ni saber cómo será el Demonio.
En todo caso, se rumorea que los ateos disfrutarán de la peli más que los devotos, pero los que deberían verla son los indecisos, los atontados, las víctimas potenciales, la gente que cualquier día puede buscar consuelo en las garras de la religión.
El argumento es tontorrón, se ve que el director del Milagro de P. Tinto quedó alucinado al oir la historia de Alexia González-Barros (una niña de 14 años que ahora están beatificando por haberse dejado comer el coco y haber aceptado su propia muerte con deportividad, que ya ves tú qué milago, ni punto de comparación con los santos de antaño, que cuando no había cámaras de fotos sí que se hacían milagros molones, los santos de antaño parecían poco menos que superhéroes). Y Javier Fesser intentó imaginar qué podía estar cociéndose dentro de la mente de una niña tan santificable, y la única cosa que se le ocurrió es que quizá se trataba de una pequeña confusión. Quizá ella quería participar en la obra de teatro que hacían sus amigas, y sus padres se pensaron que quería participar en la Obra del Escrivá de Balaguer. Y que quizá ella estaba enchochada de Jesús el pastelero y sus padres se pensaron que amaba a Jesús el Hijo de Dios.
Pero el argumento es lo de menos, y las generosas dosis de gore y melodrama tampoco llegan a acojonar ni la mitad de lo que acojonan las escalofriantes escenas de la vida cotidiana de los numerarios de la secta. Yo diría que ahí es dónde está el valor de la película, en mostrar con qué pequeñas torturas psicológicas se puede ir separando una persona de su família para esclavizarla y robarle todas las posesiones y aspiraciones vitales.
Aunque los de los Opus que han visto la peli insisten en que no, que lo que se ve en Camino no es un documental, que ellos no aplaudieron cuando se murió Alexia, que a veces si que aplauden cuando mueren niños, pero que el día que murió Alexia no aplaudieron (sic).
Y bueno, yo reconozco que no aplaudí pero sí que me reí un montón con la escena en que se muere el padre, pero es que te pilla por sorpresa. En todo caso, que no vaya nadie a verla pensando que se trata de una comedia porque no lo es.
Nota: Notable.
(Ahora en serio, si esta usted pensando en llevar a los críos a un cole de curas, vea primero la peli y/o ojee Opuslibros.org, la web de los exnumerarios arrepentidos)