Aunque todavía no habíamos enunciado nuestro Teorema de los Callos, parece que Robert Altman ya lo intuía y quería que todos los actores de M*A*S*H fuesen feotes y a los peces gordos les costó un huevo convencerle de que el papel de Enfermera Jefe fuese para Sally Kellerman. Era demasiado guapa para estar en el frente, estropearía la atmósfera.
Al final, tal y como suele pasar con las guapas, Altman cedió y Kellerman se quedó, y, ya que tenían una sexy bomb, rodaron una memorable escena en la que, tras apostar si su rubio es natural o teñido, los cirujanos le tienden una emboscada que consiste en sentar a todo el personal del campamento frente a las duchas de las chicas como si estuviesen al cine y de repente levantar la lona que las cubre para que no quedase ninguna duda sobre cual es el color natural del felpudo de la Enfermera Jefe y poder cobrar las apuestas.
Cuando la lona se levantaba, ella tenía que sorpenderse, constatar la imposibilidad de cubrirse con nada y lanzarse de barriga al suelo para dificultar la exploración ocular de su voluptuosa anatomía.
El problema es que Kellerman se ponía nerviosa y se tiraba al suelo antes de hora, cuando la lona todavía estaba en su sitio.
Pero Altman era joven y era un crack, todavía no había hecho películas tan aburridas como algunas de las que haría luego, y supuraba recursos creativos por todos los poros. Lo que hizo fue entrar por sorpresa en las duchas con Gary Burhoff mientras se rodaba la escena y bajarse los pantalones, de manera que cuando se levantó la lona Kellerman estaba distraída por la inesperada visión de los pitos del director y de uno de los actores, y tardó unos instantes a lanzarse al suelo y la escena quedó realista.
Según quién cuenta la anécdota, se rumorea que había todavía más señores con la polla al aire, pero seguramente esos ya lo hacían por vicio y no en busca del virtuosismo interpretativo de tan bella dama.
Y bueno, toda la peli es un cúmulo de trastadas así, desde luego que los cirujanos del Mobile Army Surgical Hospital no son el modelo de conducta que yo quiero para mis hijos, pero tras ver la peli me quedó muy claro que yo de mayor quería ser como ellos.
Porque quizá son feos, pero son muy simpáticos. Y sobreviven en el frente americano de la Guerra de Korea (Altman intentó evitar referencias geográficas explícitas para que pareciese que estaban en el Vietnam, pero también en esto le cortaron las alas) y hacen lo posible para disfrutar de la vida en tan desafortunado contexto, beben más, ríen más y mojan más el churro que la mayoría de civiles en tiempos de paz. Son unos frívolos y unos gamberros y, sin embargo son también unos buenos profesionales que saben hacer su trabajo. Poca gente así me he encontrado yo en a lo largo de mi carrera profesional.
Y dicen que retrata la locura de la guerra, pero es una locura alegre que nada tiene que ver con la del zumbado Marlon Brando en Apocalipse Now.
Quizá es la primera película antibelicista que no te pega el rollo antibelicista porque ya lo da por supuesto, y encima se gana dos puntazos extra porque: a) representa que están en primera línea de frente pero el único disparo que se oye en toda la película es el que marca el inicio de un partido de futbol americano, y b) también se trata de la primera peli de un "major studio" en la que se oye la palabra "fuck!"
Anda que no molaría un crossover entre MASH y House M.D. Imagino la patada en el culo que le darían a ese mimado cojo y gruñón y se me llena la cara de sonrisas.
Nota: excelente.
18.2.09
M*A*S*H
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2 comentarios:
Plas, plas, plas.
Aún recuerdo esa escena en mi mente infantil y descubrir la disociación entre colores de vello púbico en ese momento.
Gran peli y serie.
aunque ya no escribas, sigue siendo divertido leerte en entradas antiguas como esta. un saludo, cinéfilo.
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