La crítica profesional avisa de que esta película de
Alex de la Iglesia no parece una película de
Alex de la Iglesia, aunque no se aclara sobre si eso es bueno o es malo... Pero ya les digo yo que es malo porque el tío tenía un estilo propio muy molón y
Los crímenes de Oxford no sólo es floja comparada con
La Comunidad o
400 balas sino que es floja en términos generales.
Durante un buen rato parece otro thriller tonto de esos en los que un guionista de letras intenta convencernos de que las matemáticas son divertidas y útiles para resolver crímenes. Nada nos invita a sospechar que alguno de los protagonistas sepa diferenciar un polinomio de un logaritmo, pero se saben un par de acertijos (de esos de dibujitos de los tests psicotécnicos) y se dan unos humos tremendos mencionando todo el rato a
Wittgenstein, a
Fibonacci, a
Turin, a
Heisenberg, a
Parménides, los
pitagóricos, la máquina
Enigma y a la constante
Pi...
Aunque luego da un giro inesperado y la moraleja parece ser que no, que las matemáticas no nos sirven para nada a la hora de enfrentarnos a un mundo caótico e impredecible. Menudo nivelón. Digo yo que hay que estar muy desinformado para no darse cuenta de que, a pesar del Principio de Incertidumbre, las teorías relativistas y las paradojas cuánticas, sigue valiendo lo de
F= m·a y sigue siendo muy útil para calcular trayectorias macroscópicas. Y unas nociones básicas de cálculo de probabilidades siguen siendo muy útiles para que no nos timen en el bingo. Etcétera.
Lo más triste es que el sentido del humor de Alex de la Iglesia parece haberse esfumado del todo. Su peli más tonta hasta la fecha es la que parece tomarse más en serio. Ni hay chistes ni hay apenas acción ni hay personajes carismáticos... En realidad tampoco hay ningún personaje cuyo comportamiento resulte siquiera un poquito creíble. Sí, vale, al menos hay un poco de misterio a lo
Agatha Christie, y sale el
Dominique Pinon que es un crack, y también sale la
Leonor Watling enseñando las tetas y el culete, pero no compensa.
Y además dice mi señora que esta tía está desproporcionada porque no es normal tener esas berzas tan grandes y esa popita tan firme... pero yo creo que la mayoría de espectadoras estaban de mal humor porque el
Elijah Wood no enseña ninguna parte del cuerpo divertida, sólo se ve el arrugado cimbrel de un secundario caracterizado de decrépito enfermo terminal con cáncer, y, aunque éste sí que lo ponen bien proporcionado, no resulta una imagen muy sensual.
Por otro lado, ésta es otra de esas pelis de producción y dirección españolas que están rodadas en el extrangero, con actores guiris y en inglés. Que no le pase a usted como a mí, que iba despistado pensando que la vería en versión original española y me la metieron doblada.
Notas: suspenso en
matemáticas, suspenso en
filosofía, suspenso en lengua castellana, notable en educación física.